El dueño de la casa blanca prepara una cacería.
Todos los perros se ponen contentos al borde de la mesa.
Cada boca es un país deshuesando leche y nido
cada carcajada del inclemente cazador
horada la complacencia de un beso.
En el patio trasero los criados limpian de sangre las bodegas
los cuchillos y las hachas redimidos por la pulcritud
son devueltos a su inocencia.
Bajo el balcón donde rebosan las margaritas
los niños, sus niños, juegan a la gallinita ciega.
afuera, cercadas por la tapia
las balas de Lorca resuenan en otros pechos.
"Los torturados no sueñan con la cruz"
Y hay un canto
un canto insondable desgajado
hay una madre gastada
y un cuarto azul sin techo
donde tose alguna infancia.
La Tapia Inmensa como la codicicia
La Tapia Inmensa como la codicicia
Es blanca
¡Tan blanca¡
X.M.
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