Detrás de mi puerta
aguarda un combate.
Nunca estoy sola
lo cotidiano es inmenso
me arroja del amor al poema
y traspasa el zaguán.
Al fondo
descienden los más osados
los que no sienten vergüenza agónica.
Impregnados del oráculo
levantan visiones
cuando al fin destapan la presa
explota el mundo
bajo un dedo pequeño.
X.M.
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