Cuántas veces te amé
y volví al lago donde reposan los espejos
agotada la verdad
y el aplauso de cada instante.
Cúantas veces te quiese
revolcando la servidumbre de un lecho
mientras la lámpara instalaba
su humildad de luz y sombras
¡Cuántas amor!
has venido envuelto en pequeñas soledades
y comenzamos de nuevo.
Ya sólo me convence este espacio
esta vasija plena como la fe
que se sumerge y regresa.
Tanta hermosura tendrá un fin.
Sólo el agua moldea constantemente su huella.
X.M.
Maravilloso!!
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